¿Escocia o Polonia?

1.384 kilómetros de sentimientos…

Sí, esa es la distancia a la que se encuentran dos de los lugares que más me han marcado a lo largo de mi vida. Y entre ellos, casi a la misma distancia de uno y otro, estoy yo, en mi ciudad, Madrid.

dsc_3181Os estoy hablando de dos países completamente distintos a nivel cultural, social, económico, político, geográfico, histórico, etc. Muy pocas cosas son las que saco en común de ambos. Sólo una diría yo. Y esa una es que, los dos han marcado algo en mi vida y me han cambiado como persona. Aunque de cada sitio que voy me llevo algo, el hecho de vivir un tiempo en un país te hace aferrarte mucho más a él. Como si de una persona se tratara.

Por eso mismo, mucha gente me pregunta: ¿Con qué te quedas, Escocia o Polonia?

No-se-pue-de-com-pa-rar… Pero voy a  hacerlo.

Desde hace unos 10 años, Escocia ha sido (y será) el país número 1 en mi ranking de preferencias. El caso es que mi Erasmus me hizo vivir 5 meses de completa y constante felicidad. Una felicidad que no es real puesto que se vive una burbuja en su punto más alto, que no puede mantenerse por mucho tiempo. Es decir, de una manera menos cursi, un tiempo que pasó a modo relámpago y que cuando pasa se recuerda como un sueño breve y muy intenso.

IMG-20170621-WA0050En cada uno de ellos he vivido experiencias distintas. Uno me dió la mejor etapa de mi vida a nivel familiar (cuando tenía 10 y 11 años), personal y laboral (cuando tenía 21). El otro me dio la mejor etapa a nivel estudiantil, personal también y a nivel de amistad y experiencia de vida. Al no poder quedarme con ninguno de los dos, mi cabeza ha hecho una breve distinción:

Escocia

Como país y a modo naturaleza, tiene más encanto. Considero que tengo un vínculo especial con lugares que allí pisé. Siento como si en parte fuera algo mío, una energía distinta. Si a alguien le ha pasado, me entenderá. Tampoco tiene más explicación.

Recomiendo y recomendaré a todo el mundo que vaya allí, al menos una vez en la vida.

Como ciudad, Edimburgo me enamoró. Desde que fui en 2007 y 2008 hasta que volví en 2016. Todos sus rincones se quedaron parte de mi. El único inconveniente es que no viví allí. Mientras veraneé con mis padres, vivíamos en una casa en medio de la nada, que estaba a unos 40 minutos de Edimburgo y lo mismo pasó cuando fui un verano a trabajar. Vivía en un pueblo-ciudad a 30 minutos de la capital. Intenté ir todo lo que pude y más, pero no tuve la suerte de disfrutarlo y verlo día a día. Aun así, ciudad con ambiente juvenil, pubs de película y personas peculiares con las que disfrutar.

El recuerdo general que me llevé hace 1 y año y medio fue de experimentar la independencia en estado puro y de experimentarme. Era mi primera vez fuera de casa durante más de un mes (Chicago no cuenta). Me tuve que apañar en un trabajo nuevo, con un idioma (escocés) que me sonaba a chino y viviendo en un piso con gente que acababa de conocer. Aprendí mucho, viajé mucho también y me volví con la mejor sensación que uno puede tener, el sentimiento de haber hecho las cosas bien. 🙂

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Os dejo aquí las entradas que he escrito sobre Escocia:

Polonia

Como país me sorprendió positivamente. Como ya os dije, yo no sabía NADA de este lugar con nombre de frío, sensación de tristeza y perdido por el este de Europa. Viajé a las principales ciudades incluso a pueblos perdidos. Las montañas de Zakopane, la reestructurada Varsovia, su lado más Báltico…

Me he prometido volver cada año, pero a la ciudad que me ató y que ya todos conocéis (por mi) aunque no hayáis estado. Pero tenéis que ir. Poco más que contaros que no sepáis. Lo que me ha dado este lugar ha sido mucho más que un simple Eramsus. Me ha dado riqueza cultural, independencia, buenas personas, amigos. Ha hecho que me encante pasear por sus calles a -10ªC, a recordar su olor a Pierogi o pararme cada noche a escuchar al trompetista de la plaza. Pero sobre todo, me ha dado una casa de la que siento que todavía no me he ido. Hasta a veces me siento un poco polaca (y no en belleza precisamente). El conocerme todos y cada uno de sus rincones como la palma de mi mano y poder recordarlos casi cada día ha hecho que quiera volver. No a vivir, no sería igual y no quiero que cambie el sabor que me llevé. Volveré dentro de poco, espero, a intentar volver a sentir esa sensación, difícil de recuperar pero taaaaan feliz de poder recordar.

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Os dejo aquí las entradas que he escrito sobre Polonia:

Coooonclusión: Difícil, muy difícil comparar estos dos lugares, pero si tengo que poner en una balanza, como país en general, me quedo con la «Magic Scotland» y como ciudad, me quedo con mi Krakow.

Sinceramente pienso que cuantos más países y ciudades conozca a lo largo de mi vida, en más pedacitos se irá partiendo mi corazoncito. Y no por los lugares precisamente(que también), si no por las personas que me iré encontrando por el camino…

¡Feliz jueves a todos! Me despido con un pequeño reportaje  de selfies, fiestas y otros recuerdos de cuando dejo a un lado mi cámara y me socializo 😉

See you soon!

Escocia

 

Polonia

 

Instagram: patrigraphy

15 Curiosidades sobre Edimburgo | Escocia

A 1.730 kilómetros de casa…

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Aún estoy intentando hacerme a la idea de que esta es mi última semana aquí. En 3 días cogeré un taxi al aeropuerto para poner rumbo a Madrid. Así que después de dos meses maravillosos, me toca ir diciendo adiós a todo…

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Calton Hill, Edimburgo

El pasado fin de semana decidí bajar a Edimburgo a despedirme de la ciudad y mientras caminaba por la High Street pensé en la cantidad de cosas diferentes que tiene este lugar y se me ocurrió hacer una entrada con las principales curiosidades que para mí, convierten la capital escocesa en una ciudad única.

He elegido las 15 curiosidades que más relevantes me parecen, así que allá vamos:

1. Iglesias que no son Iglesias

No sé que nos pasa cuando viajamos a otro país, pero siempre que vemos una Iglesia, nos entran unas ganas tremendas de entrar a verla (Seamos cristianos o no). Normalmente son gratis, se ven rapidito y nos aportan un rollito cultural…

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El caso es que eso fue lo que decidí hacer la primera vez que llegué a Edimburgo. Fui a visitar una Iglesia y para mi sorpresa, nada más entrar me encontré rodeada de gente bailando y bebiendo en medio de una pista. Sí, la Iglesia en la que había entrado era en un enorme Pub descontrolado.

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Debido al decrecimiento de la población católica y el desuso de las costumbres, desde hace varios años, muchas de las Iglesias han sido convertidas en Pubs, discotecas, librerías, restaurantes e incluso colegios.

2. Se puede escupir en la calle (siempre que se haga en el lugar adecuado)

Y el lugar adecuado del que estoy hablando es el Corazón de Midlothian. Se trata de un empedrado situado frente a la entrada del antiguo Ayuntamiento, que posteriormente fue una cárcel. Es curioso que, en una ciudad en la que está prohibido escupir en el suelo, sea tradición hacerlo sobre este corazón. El origen de la tradición se debe a la indignación ante los impuestos que marcaba el ayuntamiento o al desprecio a las condenas de la cárcel. Hoy en día se dice que los que lo pisan no conocerán el amor verdadero, mientras que los que lo escupen sí.

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Corazón de Midlothian, Edimburgo

3. Todos los bancos tienen dueño

Si eres un poco observador y te fijas mientras paseas por las calles de Edimburgo, podrás ver como casi todos los bancos de la ciudad tienen una chapita con una dedicatoria. Se trata de un recordatorio que pagan anualmente familiares de personas fallecidas en su memoria.

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Banco dedicado a John Lennon en Princess St

Al sentaros en un banco fijaros en la inscripción, puede que sea en recuerdo a Mary de su familia que no la olvida, o tal vez sea el banco de John Lennon como el que veis en la foto. A mi personalmente, me encantó esta iniciativa.

4. The World’s End – El fin del mundo

Antiguamente, para los ciudadanos de Edimburgo “El fin del Mundo” se encontraba al sur de High Street. Allí se encontraban las murallas que protegían la ciudad vieja y pocos eran los valientes que se atrevían a salir.

Hoy se pueden ver algunos adoquines dorados que marcan el punto exacto en el que terminaba la ciudad y, justo enfrente, un bar que hacia frontera con el nombre del lugar, «The World´s End». Por cierto, las cervezas allí están de muerte 😉

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The World’s End Pub, High Street

5. Suicidios en North Bridge

El Puente del Norte comunica el New Town con la Old Town, pero no es conocido por esto, sino por el elevado nivel de suicidios que tienen lugar en él.

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Puente de North Bridge, Edimburgo

Tras intentar colocar diferentes barreras para tratar de disuadir a los suicidas, hoy en día sólo se mantiene una pequeña inscripción con el número del «teléfono de la fe».

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Número de la «Fe», North Bridge

6. Kilt, la falda escocesa

Pues sí. No son todos los escoceses ni siempre, pero podrás encontrarte por las calles de la ciudad algunos que lo lleven. A veces resulta extraño el ver a elegantes hombres de camisa, chaqueta, brillantes zapatos y de repente, falda.

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Celebración de Boda con una Kilt, Victoria St

Sí, el kilt es un atuendo que proviene de las más profundas raíces de Escocia y hoy en día los escoceses lo llevan con mucho orgullo, aunque se suele usar, sobre todo, en ocasiones especiales. Atención: los hombres no eligen el color  que más les gusta, si no que el estampado depende de cada clan.

7. Gaiteros por naturaleza

Otro clásico básico. Los gaiteros en Escocia son casi como los gitanos con guitarra y cajón en Sevilla. Se ponen a tocar en los lugares más insospechados: en plena calle de Edimburgo o a las puertas de un castillo perdido en medio de las Highlands.

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Gaitero, Royal Mile

Supongo que para los escoceses no son nada del otro mundo pero a mi me maravilló lo bien que tocaban y, sobre todo, cuánto tiempo pueden estar dale que te pego sin descanso. ¡Vaya pulmones tienen los señoritos!

 

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Gaiteros, Grassmarket

8. Edimburgo, una ciudad joven

Parece una tontería, pero es algo en lo que siempre me fijo en Edimburgo y que me gusta muchísimo: la ciudad está llena de gente joven.

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Puestos de comida en Grassmarket, Edimburgo

Será porque tiene cuatro universidades que acogen a más de 100.000 estudiantes (la quinta parte de la población), será por que es una ciudad muy animada y con muchas ofertas de trabajo, por sus festivales veraniegos, porque no es tan grande como para agobiarse ni tan pequeña como para sentirse un marginado del mundo… no lo sé, pero el ambiente es una pasada.

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Fringe Festival, Edimburgo

9. Orgullo patrio

Si en España sacas una bandera española, eres un facha. Si sacas una ikurriña o una estelada, eres un nacionalista-terorrista. En Escocia tienen más sentido común y ondean sus banderas orgullosamente en todos los sitios susceptibles de colgar una: en lo alto de los edificios, en el castillo de Edimburgo, en cualquier edificio público (esto como en España), pero también en bares, librerías, tiendas de ropa, de souvenirs, casas particulares… la bandera escocesa, también llamada saltire o Cruz de San Andrés, es azul con un aspa blanca y nunca se pierde de vista.

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Highland Games, Pitlochry

Su leyenda cuenta que en el 832, el rey Angus II de los Pictos dirigió a los escotos a luchar contra los anglos. Pronto se vieron rodeados por estos últimos y pensaron que iban a morir, así que se pusieron a rezar. Durante la noche, San Andrés se apareció al rey y le prometió la victoria. Al día siguiente, una cruz blanca como aquella en la que había sido martirizado el santo apareció sobre el cielo azul, en el campo de batalla, y esto dio a los escoceses una valentía que hizo que derrotaran a los ingleses. Desde entonces, es su emblema.

10. Tribus urbanas

En una ciudad con tanta gente joven, no es raro encontrarse heavies, punkis, góticas, hippies, rastafaris y demás fauna urbana. Está genial que la ciudad sea tan variada; hay muchas tiendas de música especializadas, de ropa, y multitud de garitos con música de todo tipo.

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11. Gente pelirroja o Gingers

Menos mal que ya no se quema a las pelirrojas en la hoguera como en los tiempos medievales, porque en Escocia se quedarían 4 gatos: un 13% de su población tiene el pelo de este color. El caso es que en esta ciudad es muy habitual cruzarse con hombres y mujeres de llameantes cabelleras. ¡Mola bastante!

12. Los «closes» – Callejones Oscuros

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En cualquier otra ciudad serían los bajos fondos sin más, pero en Edimburgo tienen personalidad propia.

dsc_3195Siglos atrás, estos callejones fueron el escenario de brutales asesinatos, robos y otros crímenes, ya que los maleantes se aprovechaban de que eran zonas oscuras y solitarias. Pero hoy en día su fama es bien distinta, pues se han convertido, en muchos casos, en pequeñas obras de arte arquitectónicas y son muy codiciados; de hecho, algunos son privados y no se pueden ver.
dsc03235Merece la pena adentrarse por los que aún son públicos, ya que desde varios de ellos se puede gozar de muy buenas vistas de Edimburgo y muchos tienen, además, alguna tienda o tabernita escondida.

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Cada uno lleva por nombre el gremio a cuyas casas o comercios se accedía a través de ellos. así, está el de los abogados, el de los pescadores, el de los carniceros…

13. Victoria Street y Harry Potter

Subiendo de nuevo hacia la Royal Mile pasaremos por una de las calles más bonitas y singulares de la ciudad, Victoria Street. Mi calle favorita.

dsc_2600Sus casas están pintadas de colores y los bajos están repletos de comercios y tiendecitas de artesanos. Según parece, fue esta calle la que sirvió a J.K. Rowling para inspirarse en el célebre callejón Diagón de los libros de Harry Potter.

 14. Tiendas de souvenirs

Cualquier cosa susceptible de llevar cuadros que uno pueda imaginar se encuentra aquí: faldas de tartán, camisas, camisetas, gorros, bufandas, calcetines, medias, llaveros, imanes…

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Por supuesto, también se venden las famosas galletas de mantequilla Walkers en todas sus formas y tamaños. Riquísimasssss

15. Bobby, el perro más fiel de Edimburgo

Greyfriars Bobby fue un perro de la raza Skye Terrier que se hizo conocido en Edimburgo en el siglo XIX por permenecer junto a la tumba de su dueño, durante 14 años, hasta su muerte el 14 de enero de 1872.

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Este es el cementerio donde, a parte de personajes mundialmente conocidos como Adam Smith o David Hume, descansa Bobby, enterrado también en este lugar.

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Ahora sí y para despedirme totalmente de la ciudad y de vosotros, os dejo un recopilatorio de algunas de las fotos que he ido capturando durante este tiempo. ¡Que las disfrutéis!

¡Hasta pronto Edimburgo!

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«Me gusta viajar, pero también me gusta volver» Pitcairlie | Escocia

A 2.457 kilómetros de casa…

El pasado sábado me despertó la luz del sol a eso de las 7 de la mañana. En mi habitación no tengo persianas y aquí en Esocia amanece a las 5:20…maravilloso todo. La noche anterior habíamos salido de fiesta por Dundee y me había acostado tarde.

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Aún no tenía muy claro cómo planificar mi fin de semana, sólo pretendía poder dormir una horita más… Y bueno, tras remolonear un poco, decidí levantarme y empezar a hacer algo productivo. Desde que llegué a este país tenía en mente volver a la casa que expliqué en mi primera entrada, el lugar donde estuvimos mi familia y yo un mes y medio durante dos veranos consecutivos. Quería ir a ver aquella finca enorme y también quería visitar a Bill y Muriel, la familia a la que alquilamos la casa y con la que durante ese tiempo hicimos muy buena amistad. Seguir leyendo ««Me gusta viajar, pero también me gusta volver» Pitcairlie | Escocia»

Back to Scotland | Escocia

A 1.730 kilómetros de casa…

Hay viajes que marcan la vida de un viajero, y ese para mí fue mi viaje a Escocia en el año 2007. Hoy, nueve años después, vuelvo a esa parte finita del planisferio para reafirmar que eso que en su momento me hizo vibrar tanto, sigue estando ahí. He titulado esta entrada como “Back to Scotland” pues recordar esas latitudes, me hace teletransportarme instintivamente a ese lugar.

Sin título

Escocia no fue el primer destino que visité, pero a mis 11 años fue el viaje que más me marcó y a día de hoy, sigue siendo mi debilidad. Aquella vez, mis compañeros de viaje fueron mis padres y mi hermana, aunque durante el viaje recibimos visitas de algunos amigos y familiares.

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